jueves, 17 de julio de 2014

En vivo por internet


Lo que ignora aún, porque lo ciega el sol que atraviesa sus Ray Ban y le cuece el pensamiento, es que en cuanto termine el servicio militar se verá envuelto, casi por casualidad, en su primer trabajo (en el sector privado, que no en el público) y sin tiempo para digerirlo se verá inmerso en una vorágine vital y laboral que lo llevará en volandas a sucesivos desempeños, a aumentos de responsabilidades y a su situación profesional actual, independiente y free lancer. Ningún Ministerio, ningún En vivo por internet, nada de echar raíces en la capital.

Claro que, entre medio, se habrá enamorado y desenamorado del tabaco, de la desesperanza y del alcohol, y habrá efectuado una pertinaz travesía del desierto personal, familiar y social que lo ha dejado marcado de por vida … y de por muerte si eso fuese posible. Y que sorprendentemente emergerá de esa maraña, de ese fondo de abismo, sintiendo a menudo que le está tocando vivir una vida que probablemente no se parece en nada a la que correteaba por sus pensamientos en este caluroso Sábado de Enlace.

Y desconoce que, en el fondo, estará agradecido de estar vivo, de disfrutar de su actual condición y de haberse ido a la playa aquel día en vez de permanecer durmiendo y descansando tras su noche de estudio.

Así, una hermosa chica anónima (¡hola, MT!) no le habría robado el alma al realizarle esta instantánea ya descolorida. Y yo no la hubiera descubierto entre unos papeles de archivo olvidados.

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